sábado, 26 de junio de 2010

MEDITANDO AL SUICIDA

El silencio es el arma de los que necesitan oír palabras,
falsos testigos de una memoria suprimida,
poseyendo virginidad en sus almas por pavor,
buscando soluciones estratégicas, inmorales, prohibidas e inexplicables.

Donde la razón no logró actuar,
y el resplandor de la perversidad absorbe tu vida y consume tu cuerpo,
adormeciendo el martirio de los golpes que la sociedad dejó en vos.
Otorgando lugar a habladurías que hoy contornean tu frío cuerpo,
Colmando todo odio que embarcaba la ignorancia.

Perdura un bello recuerdo,
destacado por los que te aprecian aún,
teniendo constancia,
ilusión maniaca que suplica tu descanso.

Los abrazos de encomienda no llegaron a tiempo,
pudiendo ser el antídoto,
aunque suene demente,
de la ilógica decisión que tomaste de repente.

Sin embargo,
secretos son los motivos,
de culpables e inocentes,
a pesar del desequilibrio emocional al que fuiste sometido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario